EFECTOS DE LECTURAS: 1 "Las cinco estaciones" de Elías Rovira Gil
EFECTOS DE LECTURAS
I
ALICIA CÉSPEDES
ALGUNOS COMENTARIOS
RECOGIDOS COMO SEMILLAS AL
VIENTO DEL LIBRO DE
ELÍAS ROVIRA GIL:
LAS CINCO
ESTACIONES
I PREMIO DE POESÍA
“ELÍAS LÓPEZ ROLDÁN”
DEL ATENEO
ALBACETENSE (2011)
Editorial QVE
1.
Por
qué cinco estaciones si nosotros no consideramos el Año Nuevo como los
japoneses. Pregunta que Toñi Sánchez Verdejo (Diente de León) responde en el
excelente prólogo que abre la tapa de esta caja de sorpresas albaceteñas. Una
de las sorpresas, anticipo de las que se sucederán página tras página, es que
Elías así considera a la Feria de Albacete “esos once días de septiembre que
marcan el final del verano y el inicio de un nuevo ciclo vital”. No encontrarán
haikus sino “Senryus y cosicas de Feria”. Ya desde el índice Elías nos hace un
guiño y nos invita a disfrutar de esos días en que todo un pueblo festeja y
comparte la alegría de un nuevo año de trabajo:
guarda el arado.
las manos llenas de
óxido
salvo en las
grietas
Nosotros
asociamos la feria con el receso de Tribunales en julio y en enero. Salvo los
abogados, el pueblo no lo festeja, al contrario ve paralizado un trámite
judicial ya de por sí costoso y lento. Las fechas patrias son motivo de ferias
donde la gente va principalmente a comer comidas típicas sabrosas. Y las
colectividades celebran sus días. Once días de fiesta es impensable fuera de
una pequeña comunidad.
El
guiño de Elías conserva la mirada del niño que no discrimina entre naturaleza y
quehacer cotidiano sino que el mundo se le presenta como es, una mezcla de
sucesos asombrosos.
Luego
de escuchar la ponencia de Javinchi en el VII Encuentro de Albacete.,” El aquí
y el ahora en el haiku”, comprendo la importancia de ampliar los temas, no
quedarnos solo con la Naturaleza. Pero escribir haikus sobre el mundo de los
hombres sin que pierdan el corazón, el asombro que nos hace vibrar con su lectura,
no es sencillo. Elías nos invita a recorrer un pueblo pequeño lleno de matices,
luces y sombras, nos lo presenta con sencillez y humildad como imagino a su
gente. Y nos deja las puertas abiertas para que lo acompañemos en el recorrido
cuando nosotros queramos. Hay tiempo, en la cocina del haiku se está horneando
un pan casero delicioso.
Elegí
uno o dos haikus de cada estación y “algunas cosicas de la feria” para
entusiasmar a los lectores a leer todo el libro. En cada página espero que
sientan la brisa suave que refresca la piel, el olor a comida recién preparada,
los sabores de una tierra generosa y todas las sensaciones y relaciones que
tendrán por límite la sensibilidad de cada uno:
2. HAIKU DE
PRIMAVERA
amanecer
las mangueras
levantan
olor a tierra
Imagino
un parque tras muchos días sin llover y de pronto en el silencio de la
madrugada el riego levanta el olor incomparable de la tierra reseca que recibe
el agua y percibo el respirar de las raíces largando burbujas entre las hierbas.
Escucho el canto de un pájaro después de darse un chapuzón en el charco en el
que asoman varias lombrices. Me invade una sensación de paz y de armonía con la
Naturaleza agradecida por el gesto del hombre que se ocupó de que no falte el
agua para los pimpollos que apenas están naciendo y sin embargo anticipan el
color y la belleza de las flores que atraerán mariposas, abejas, nuevos trinos
haciendo nidos...
3. HAIKUS DE VERANO
junto al vallado,
cada vez más ancha
crece una toba
Aquí
el habla manchega me detuvo. ¿Qué será una toba? He tenido la suerte de poder
preguntárselo al autor quien me “contó”, porque las aclaraciones parecían
cuentos de hadas, que una “toba” es un cardo borriquero, una flor de cardo que
comen los borricos. Entonces la imagen se vuelve nítida y la asocio con otro
haiku:
en lo más violeta
de la flor de
cardo,
un tábano.
Verano
manchego con cardos, tábanos que buscan el corazón de las flores, canto de
mirlos, moscas molestas, frutas que al pelar sueltan un aroma dulce, el sonido
del arroyo… Recuerdo mis siestas en el campo de Buenos Aires y me emociono al
hermanarme con todos los seres.
4. COSICAS DE FERIA
“A
los hombros de papi”, desde esa posición segura y confortable les sugiero
recorrer la feria. Con “el bigote blanco” después de saborear “un miguelito”
(aclarado en el libro), entre “olor a churros” y “olor a pueblo”, música,
cantos , juegos y más juegos, como una niña dormida en los brazos de mi padre,
vuelvo a mi casa a dormir y soñar.
luz de los fuegos
brillando en mi
tazón
de chocolate
5. HAIKU DE OTOÑO
El
pueblo entero huele a “almazara”: una gran rueda de molina donde las aceitunas
se exprimen para dar un aceite primario que impregna todo con un olor muy
fuerte. Otoño y sus olores, el viento “tronchando un tilo seco” y los niños
siguen jugando en el país de la siesta:
siesta en la aldea.
los niños juegan
esturreando
sarmientos
Esturrear
suena a ritmo, a manos ocupadas, a niños riendo…Otra pregunta al “diccionario
manchego viviente” como lo llamo, y me cuenta que es la acción de esparcir en
forma desordenada. Como la leña esturreada antes de ordenarlas en pilas. Ah! El
placer del juego de los niños: desordenar el mundo adulto lleno de reglas
viejas.
6. HAIKU DE
INVIERNO
“Las
tejas nevadas apenas se ven”…un “aire de invierno…y ese olor a factura recién
hecha”. Sentada sobre el “alcorque”, base de madera de un árbol, me dejo llevar
por el silencio:
mirando el alcorque
al levantar la
vista,
¡la luna llena!
de vuelta al
alcorque,
la orina del perro
ya es escarcha
¡GRACIAS
ELÍAS!
HASTA
MUY PRONTO
ALICIA
#efectosdelectura
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