EFECTOS DE LECTURAS: 3 "Recogido en el agua" de Félix Arce Araiz (momiji)
EFECTOS
DE LECTURAS III
COMENTARIOS
DEL LIBRO
DE
FÉLIX ARCE ARAIZ, “momiji”:
RECOGIDO
EN EL AGUA ,
Haiku
y haibun
Ediciones
de LA ISLA DE SILTOLÁ
HAIKU
Sevilla
(España) 2018
1.
POR
QUÉ ELEGÍ ESTE PEQUEÑO GRAN LIBRO DE UN HAIJIN MUY ESPECIAL: FÉLIX (DE AHORA EN
MÁS “MOMIJI”) ES MIEMBRO DEL CONSEJO DE REDACCIÓN DE HOJAS EN LA ACERA Y UNO DE
LOS TRES FUNDADORES DE LA ESCUELA DE HAIKU MAKOTO. EL TRÍO DE HAIJINES
DESEMBARCÓ EN NAGASAKI DONDE CONVIVIERON CON EL PROFESOR VICENTE HAYA.
EN
LA CONTRATAPA HAYA NOS DICE: “EL HAIKU ES UNA RELACIÓN ENTRE COSAS, ENTRE
CRIATURAS, ENTRE
SUCESOS.
ESTOY CONVENCIDO QUE LOS HAIKUS QUE PRESENTA MOMIJI EN ESTA OCASIÓN HAN SURGIDO
DE ESE MISMO ESFUERZO POR SABER QUÉ SE RELACIONA CON QUÉ EN EL MOMENTO EN QUE
SENTIMOS NUESTRO AWARE. Y DE ESA MISMA PAZ QUE ALLÍ SENTIMOS, DE ESE MISMO
ESTADO DE ATENCIÓN SUPREMA A LO QUE OCURRE Y LO QUE NO OCURRE. Y LE DOY LAS
GRACIAS POR TODO ELLO”.
Estas
palabras del Profesor Haya encierran el corazón de este pequeño libro en cuanto
a su formato (difícil de llevarlo en el bolsillo) pero su contenido parece ser
interminable: una serie de haikus seguida de varios haibun despliegan una red
de relaciones como una enorme telaraña que enlaza árboles, crea puentes,
resiste a la lluvia y por último vuela como un pájaro hacia las nubes de un cielo
transparente. Es tan extenso que decidí trazar un mapa de ruta y dejar solapas
que iré compartiendo a lo largo de este corto verano y quizás me sorprenda el
otoño con algún comentario trasnochado.
2.
Así
como Elías y Roxana me facilitaron significados de varias palabras que me
ayudaron a captar la cosmovisión manchega y mexicana, Momiji iluminó con sus
simpáticas aclaraciones varios lugares, me enseñó sobre pájaros, flores e
insectos. Leyendas y cuanto podía aportar para facilitarme la tarea. EFECTOS DE
LECTURAS es ante todo producto de un diálogo con haijines de distintos lugares
que generosamente me invitan a conocer a través de sus miradas el camino que
recorren paso a paso, día a día sin pretensiones, disfrutando como los niños
que todos fuimos y pocos recordamos.
Primer
efecto de lectura: la sensación de libertad que me produce seguirlo por los
caminos que abren haiku y haibun. Es una invitación a desacelerar, a tomar
conciencia de la alternancia quietud/movimiento y de la armonía entre el ritmo
y los silencios de los haikus. Dejar el ruido cotidiano y sumergirse en un
charco siguiendo a una rana o parar de golpe a prestarle atención a un “sonido
trino-discurso del río”.
3.
Me
gusta partir del índice: nos conecta con el armado del libro. Y de ese Índice
rescato un tema central en el libro. Mi guía no será el autor, sino Lafcadio
Hearn, un irlandés enamorado de Japón que los propios japoneses dicen que es el
gaijin (extranjero) que mejor supo comprender la cultura nipona y sus secretos
más profundos. Quizás porque él mismo propone que “leamos sus artículos como
quien se asoma a un libro de poesía, no de ciencia”. Es la propuesta de Momiji,
leer dejando la racionalidad y permanecer con los sentidos abiertos a nuevas
sensaciones, nada de metáforas ni de retórica, tratar
de
escribir eso que nos ha conmovido con palabras simples, naturales. Estamos tan
acostumbrados a explicar todo, a generar opiniones sobre todo lo que acontece
en el mundo, a las respuestas ready made y a lenguaje gastado por un uso
excesivo que cuando nos topamos con el silencio nos sentimos indefensos como
animales acorralados por un misterio del que hay que defenderse. Entonces confundimos
senryus con zapai, mezclamos tipos de poemas o hacemos tercetos muy románticos.
Cualquier poema que tenga brevedad es un haiku. ¿Cualquier poema? Ya dejamos
los primeros pasos del japonismo y del exotismo, ya sabemos un poco más de este
sabe amor difícil, que no se conforma con un aware que no sea auténtico y que
no le gustan las rimas ni las palabras rebuscadas. Un amor que nos obliga a
dejar nuestro ego lo más delgado posible y conectarnos con las señales que la
Naturaleza nos manda para comprometernos a escribir para las generaciones que
nos seguirán. Por algo dicen que el haiku es un poema muy fácil de escribir
pero tan difícil de escribir bien. Nadie es dueño de nada, nadie es mejor ni peor
que todos los seres: las piedras, los vientos, los ríos y los océanos de la
tierra. Efímeros como flores y gotas de rocío, no más que una lombriz que
zigzaguea en el fondo de un charco ni menos que el cóndor que se pierde en las
montañas.
4.
EL
ÍNDICE NOS DA UNA PISTA FUNDAMENTAL: MOMIJI NOS VA A MOSTRAR UNA PARTE DE LOS
ASOMBROS DE VARIOS VIAJES EN DIFERENTES ÉPOCAS DE SU VIDA. FÉLIX ARCE ARAIZ,
HAIJIN, SIGUE CAMINANDO Y LO SEGUIRÁ HACIENDO IMPULSADO POR EL MOTOR DE UN CORAZÓN
ENAMORADO DEL HAIKU.
Hearn
nos dice: “Solo el viajero sabe cómo las voces de la naturaleza- las voces del
bosque, del río, de la llanura- varían según la zona”. Como los libros de Lafcadio,
Recogido en el agua está “lleno de voces, este libro propone un viaje”.
RECORRIDO
A PARTIR DEL ÍNDICE:
EL RÍO
EL VIENTO
EL MAR
LA MONTAÑA
EL BOSQUE
LA NIEVE
JAPÓN
LA LLUVIA
EL ZENDO
EL CAMINO
Confieso
que ha sido un desafío comentar y engarzar esas perlas que se despliegan en
diferentes espacios y tiempos y me vi obligada a elegir solo algunas para dejar
al lector el placer de bucear en el misterio que apenas vislumbramos en un
juego de luces y de sombras. Momiji es un experto buceador y nos las trae a la
superficie de un mar, una montaña, un río, todos resumidos en la palabra
“camino”.
Para
tener una idea aproximada de lugares que desconozco me convertí en “una mosca
zumbona” que durante semanas revoloteó buscando las respuestas que Momiji
contestaba con alegría y dándome ánimos para seguir zumbando mientras él sigue
caminando, ahora por San Francisco, descubriendo su magia.
5.
EL
RÍO
“El
río” son varios ríos, me cuenta Momiji con palabras sencillas para que pueda
imaginar lugares cargados de historias, pero sin duda el principal, al que
íbamos a pescar a menudo, es el Duero, uno de los ríos principales de España,
nace en las montañas de Soria, donde son casi todos los haikus de pesca, y desemboca
en el Atlántico. Otro río que aparece es el Tera, un afluente del Duero,
también en Soria. Estas referencias fueron importantes a la hora de leer cada
capítulo. Espero que los ayuden a ustedes también.
HAIKU
junto a la
corriente…
anudando el sedal
como hacía mi padre
Cada
vez que leo este haiku me invade una nostalgia serena, es un homenaje cargado
de admiración y respeto. El armado de los tres versos es un collar de tiempos
diferentes que se actualizan en el momento en que el haijin se dispone a
pescar. Los puntos suspensivos del primer verso conjugan el rumor del río en movimiento
con el silencio que abre las puertas al misterio. Imagino las manos seguras del
padre enseñándole a anudar el sedal a su pequeño hijo y las manos temblorosas del
hijo adulto que lo recuerda en un silencio que late en el río de su corazón.
HAIBUN
CHOTACABRAS
“como
aquella sombra casi transparente que vino y se fue en apenas nada” El
chotacabras es una especie migrante, estival en España. Solo se le ve en verano
y luego vuelve al África tropical. Es un ave nocturna que come insectos,
parecido al halcón. Vuela muy rápido y es muy difícil de ver, muchas leyendas
nos hablan de esta sombra que pasa y se va tan rápido que solo queda imaginar
el motivo de su vuelo. El tema de la sombra me emocionó porque el haijin la ve
al atardecer “el tiempo de los recuerdos” que desaparecen en el silencio.
6.
EL
VIENTO
HAIKU
acampados junto al
lago,
“aquella debe ser
la Cruz del Sur…”
Imposible
no emocionarme con una escena vivida tantas veces en mi juventud recorriendo
los lagos patagónicos: después de horas de caminar en silencio contemplando la
inmensidad de un paisaje siempre distinto pero siempre tan bello que lo deja a
uno sin palabras. El ritual de armar las carpas, uno designado por noche para el
fogón infaltable, otra prepara la sopa con latas repartidas en las mochilas
para no sobrecargar las espaldas, el que va a buscar agua al lago y el pícaro
que saca un vino escondido en su campera, la cena en silencio y de pronto con
el último sorbo de un vino delicioso ponernos a mirar las estrellas década
noche, porque mañana viajando más hacia el Sur aparecerán otras… Un haiku que
nada dice de estas relaciones que lo componen, que nada explica ni describe y
que deja al lector en libertad de sentir según su sensibilidad.
La
otra característica que quisiera remarcar es la habilidad del haijin para
incluir voces de un diálogo en el que importa lo que se dice y no quién lo
dice. El yo del haijin y de los protagonistas permanecen en el anonimato.
HAIBUN
SUSURROS
“Tantos
días llevo aquí, con sus noches, esperando el susurro en la brisa, tu llamada…”
La
lectura de este haibun es compleja para el que no está habituado a leer muchos
términos japoneses usados en la práctica de meditación llamada zazen. Sin
embargo provoca resonancias espirituales que cada uno podrá reconocer en otras
prácticas religiosas. De este tema no me ocuparé hoy. La lectura de Susurros me
detuvo cada vez que una imagen me arrojaba al espacio imaginario donde el
tiempo es una telaraña que se teje sola y con recuerdos. Todo el haibun es un
elogio de la lentitud. Susurros es algo inentendible para la razón que busca
causas y efectos medibles y contrastables. Eso lo hace tan inquietante para el que
busca respuestas que lo saquen del misterio y de la impermanencia de todos los
seres que habitamos el mundo. No somos más que una piedra, una flor o un
insecto y eso es un duro golpe narcisista. Quizás por esto, quizás por otros
motivos, pero lo relacioné con la cantidad de insectos que deambulan por el
haibun: hormigas, escarabajo, libélula, gansos, mariposas y hasta una lagartija
muerta que emociona frente a la duda: ¿estará muerta o lo
parece?
Y una pena inmensa me invade como la que siente el haijin llevando el pequeño
cuerpo en la mano para depositarlo en su última morada. La vida y la muerte:
nacimiento y muerte. Una pena que se diluye como agua en cada rincón del
cuerpo. “Algo viene a mí. Algo difuso y agridulce como una melancolía antigua”.
Como
verán es un viaje muy largo para resumir en cuatro o cinco comentarios.
Prefiero que este Efectos de lecturas sea un primer tiempo de viaje y seguir
comentando después de un tiempo necesario de lecturas personales que seguro los
enriquecerá como a mí.
Me
resulta increíble cómo la lectura de todos los haibun se detiene sola en cada
imagen. En cada frase algunas de las evocaciones y sensaciones son conocidas,
la mayoría desconocidas para los que recién se inician y para los que ya llevan
tiempo recorriendo el camino del haiku.
Por
momentos un nudo en el estómago, en las tripas, en el haragei dirían los
japoneses, me anticipa la angustia de no saber quién soy. ¿La que lee la
experiencia de Momiji? ¿O la que es leída por él? Angustia que se calma
buscando refugio en cosas chiquitas y bellas como insectos y pájaros y flores y
sombras…
A
veces para salir de ese no saber que me interpelaba, decidía ir más ligero y
sobrevolar la magia de los insectos cantores y sus leyendas que tan bien
conocen los niños antes de olvidarlas al entrar al colegio.
Estreno
con el comentario de Recogido en el agua una lectura sutil y delicada como las
flores que miramos sin ver. ¡Cuántas veces he andado por caminos a ciegas,
perdida en mis pensamientos hasta que un haiku me golpeó el hombro y me susurró
algo que me despertó! A medida que avanzaba en la lectura de cada
capítulo-viaje-camino me daba cuenta de que el tema no es saber qué dicen los
haikus sino darme cuenta de por dónde ando… Cada uno debe descubrirlo, no hay
recetas ni programas de autoayuda.
En
un momento de vacilación me animé a mostrarle a Momiji mis miserias y él me
dijo algo que quiero compartir con ustedes: “Creo que precisamente el tema es
dejarse llevar, dejarse arrastrar por esa corriente, ser poseído de alguna manera
por ese camino“. Y yo me pregunté si habría otra forma de autenticidad.
7.
LA
MONTAÑA
Aquí
termina nuestro corto viaje y sin embargo tan intenso que volvemos a casa
transformados como si hubiéramos recorrido un mundo hecho con el material de los
sueños como cuenta Lafcadio Hearn en su libro Sombras. Creo no equivocarme si
digo que Momiji está bebiendo de las aguas del profundo manantial que nutren
los asombros que regala la naturaleza a los que se detienen a contemplarlos.
HAIKU
de nuevo el
sirimiri,
una niña baila
al paso de las
tudancas
Tudancas,
vacas autóctonas de la zona occidental de Cantabria y que actualmente se
extiende por todo el territorio de esta Comunidad, especialmente en zonas de
montaña del interior. (Aclaración debajo del haiku)
¿Qué
es el sirimiri, Momiji? Una palabra muy usada en el Norte, es una lluvia
continua de gotas muy pequeñas. Ah, nosotros la llamamos llovizna. Me gusta el
sonido que repica como gotitas tan alegres como la niña que baila mientras
pasan las vacas. Me produjo alegría y al volver a leerlo la imagen de unas
gotas de llovizna tan danzarinas como la niña, el ritmo y la armonía, me
evocaron el
mundo
tal como lo veíamos en la infancia: la vida no estaba separada en categorías,
los niños no saben de animales salvajes y de sirimiris que mojan suavemente. No
sienten el temor inducido por los adultos hacia los seres que juegan y danzan
juntos.
HAIBUN
LUNA
EN LA MONTAÑA
“Sobre
una piedra brilla a la luz de la luna el rastro de un limaco. (…) Un oscuro
limaco como la noche pura que no miró la luna, que ni siquiera se dio cuenta de
que yo estaba allí”.
Nunca
he visto un limaco pero lo imagino como un caracol que no tiene casa propia
pero sí tiene dos antenas para orientarse en los caminos. Momiji sonríe al
contarle que me enamoré del sirimiri y de los limacos. Me cuenta que son
palabras muy comunes en el habla cotidiana del Norte montañoso.
Luna en la montaña es un coro de insectos
cantores, como los llama Hearn, aparecen y desaparecen entre luces y sombras de
un día tras día de la vida en el campo.
Un
detalle sutil me emocionó hasta las lágrimas silenciosas que derramo cuando
algo me toca muy profundo y ese pequeño gran detalle es la importancia
omnipresente en todo el libro de las aves y el volar…
Nada
más para agregar salvo que espero que disfruten de la lectura de un libro que
recoge pequeños tesoros en el agua que fluye y jamás se detiene.
¡GRACIAS
MOMIJI!
HASTA
MUY PRONTO
ALICIA
#efectos
de lecturas
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